Ejemplo | Lectura y escritura de textos académicos
Los textos disciplinares
Tensión entre comunicación y conocimiento
Peñaloza no fue jamás un hombre oscuro. Pertenece a una de las más antiguas, como de las más notables familias de La Rioja y la que ha contado y cuenta entre los suyos personas muy respetables.
Muy niño aún, fue tomado a su cargo por un anciano sacerdote de la provincia de La Rioja, a quien acompañó hasta su muerte. Este respetable anciano, cuyo nombre hemos sabido y no recordamos en este momento, balbuciente ya por su avanzada edad, no podía pronunciar claro el nombre de Chacho, que ha venido a hacerse célebre en los fastos de nuestra historia política, y que será la eterna pesadilla de los que se han echado sobre sí la odiosa responsabilidad de su alevosa muerte.
Popularizado este nombre entre los jóvenes de su época, y muerto ya el anciano sacerdote que lo tuvo a su cargo, el general Quiroga lo llevó a su lado haciendo con él las veces de padre, y dándole como expresión de su afecto el nombre de “Chachito”.
Actividad |
Puesta en escena o enunciación de discursos propios y ajenos
FUNDACIÓN DE LA ESCRITURA
Cuando Irak no era Irak, nacieron allí las primeras palabras escritas. Parecen huellas de pájaros. Manos maestras las dibujaron, con cañitas afiladas en la arcilla. El fuego, que había cocido la arcilla, las guardó. El fuego, que aniquila y salva, mata y da vida: como los dioses, como nosotros. Gracias al fuego, las tablillas de barro nos siguen contando, ahora, lo que había sido contado hace miles de años en esa tierra entre dos ríos.
En nuestro tiempo George W. Bush, quizá convencido de que la escritura había sido inventada en Texas, lanzó con alegre impunidad una guerra de exterminio contra Irak, hubo miles y miles de víctimas, y no sólo gente de carne y hueso, también mucha memoria fue asesinada.
Numerosas tablillas de barro, historia viva, fueron robadas o destrozadas por los bombardeos.
Una de las tablillas decía:
Somos polvo y nada.
Todo cuanto hacemos no es más que viento.
EL NACIMIENTO DEL ALFABETO
En la última mitad del segundo milenio antes de Cristo, los pueblos semíticos que vivían en Siria y Palestina, que hasta entonces había utilizado la escritura cuneiforme, y que mantenían un contacto comercial cada vez mayor con Egipto, hicieron los primeros intentos de adoptar la escritura demótica egipcia, reduciéndola a una forma de silabario, abandonando los ideogramas y otras formas complejas de la tradición egipcia. Se trataba del primer paso hacia una escritura alfabética. Los signos jeroglíficos, al igual que los signos cuneiformes, representaban sonidos o palabras completas, pero nunca letras.
Debido al desarrollo de las comunicaciones y a las necesidades comerciales, los pueblos semitas necesitaban un sistema de transcripción que facilitara el intercambio de información y que pudiera ser aplicado a todas las lenguas habladas en el Próximo Oriente. La primera tentativa de escritura alfabética de la que tenemos noticia fue la utilizada por pueblos llamados “asiáticos” por los propios egipcios, asentados en la península del Sinaí, en torno al 1800 a.C. emplearon para escribir unos treinta signos derivados de los jeroglíficos. Sin embargo, sería en ciudades como Biblos y otras de la costa palestina, habitadas por pueblos semitas que posteriormente se llamaron fenicios, donde se comenzó a forjar un verdadero alfabeto.
En la Grecia arcaica se habían empleado escrituras ideográficas como la cretense, pero los griegos adaptaron, en torno al siglos IX a.C., el alfabeto fenicio a su propia lengua, utilizando unos signos propios para representar las vocales (las lenguas semitas, en general, sólo escriben las consonantes), lo que permitía que el texto escrito fuera aún más fiel a la forma hablada de la lengua y, por lo tanto, más fácil de leer. Los etruscos, en contacto constante con los griegos asentados en la Magna Grecia, al sur de la península Itálica, y en la isla de Sicilia, transformaron el alfabeto griego y lo transmitieron a los romanos en forma de alfabeto latino. Sería Roma, gracias a su imperio, quien difundiría el alfabeto a todo Occidente.
La invención del alfabeto supuso la gran revolución de la escritura, el gran paso adelante para las culturas de la antigüedad. Sobre su éxito sólo hemos de decir que el sistema alfabético pervive en nuestros días con una inmejorable salud.
Fuente: http://www.editorialalaire.com/articulo/79/historia-del-alfabeto-y-la-escritura